Cuando la gente busca perder peso la primera intuición es quitarse los Hidratos de Carbono de la dieta, grave error, pues la mayor parte de la energía la obtenemos de este macronutriente. Es cierto que deberemos moderar su consumo, elegir el tipo qué ingerimos así como el momento del día, pero en ningún caso dejar de consumirlos.

Llevando una dieta restringida en Hidratos de Carbono provocará una rápida pérdida de peso. Sin embargo esta pérdida será indeseable, pues lo perderemos en forma de masa muscular y no tanto de grasa, de hecho el porcentaje de grasa tiende a aumentar.

Puesto que los HC son nuestra principal fuente de energía, cuando el cuerpo no los encuentra empieza a utilizar energía consumiendo grasa, hecho que desencadenará un periodo de cetosis metabólica, creando importantes desajustes en nuestro organismo, lo que supone un descenso del gasto metabólico, efecto contrario al buscado, provocando el conocido “efecto rebote”.

Para evitar estas consecuencias, lo ideal es seguir una dieta sana, variada y equilibrada, sin suprimir ningún grupo de alimentos.

Los hidratos simples (azúcares) sí deben reducirse si queremos adelgazar, pero los hidratos complejos como los cereales integrales, el arroz, la pasta o la legumbre deben incorporarse a nuestra dieta, intentándolos consumir preferentemente en la primera mitad del día y evitarlos en la cena.