El tabaco es una de las principales causas de mortalidad en los países industrializados, fundamentalmente porque produce cáncer y enfermedades cardio y cerebro-vasculares, los quee lo convierte en un enorme problema de salud pública. Para intentar abandonar su hábito suele ser necesario un abordaje multidisciplinar (terapia psicológica, sustitutivos de la nicotina y fármacos). Sin embargo, la actividad física es una de las medidas más baratas y efectivas que podemos emplear como complemento a las anteriores cuando queremos luchar contra esta adicción.
Realizar deporte de manera habitual mejora todavía más la capacidad física de los ex-fumadores, que suele estar disminuida. Incrementa la capacidad aeróbica y el funcionamiento del aparato cardio-respiratorio. Disminuirá, por tanto, el riesgo de sufrir infartos de miocardio o accidentes cerebrovasculares, así como la probabilidad de desarrollar cáncer de pulmón, colon y recto, endometrio, páncreas o riñón.
Las personas que se encuentran en proceso de dejar de fumar suelen experimentar -como señales de la abstinencia nerviosismo, cambios de humor y dificultades para dormir. El entrenamiento físico ha mostrado ser muy eficaz en el control de estos síntomas pues contribuye a distraer de ideas estresantes, ayudando a controlar la ansiedad. La actividad deportiva produce un sentimiento de “victoria” que ayuda a continuar con la deshabituación, ya que el ejercicio proporciona recompensas físicas y psicológicas. Se ha visto que, además, las personas con depresión suelen fumar hasta en un 40% de los casos (frente a un 20% de la población general). Un estudio reciente publicado en la revista Nicotine and Tobacco Research ha demostrado que sencillamente dar paseos con regularidad ayuda a aliviar los síntomas relacionados con la abstinencia, incluso aunque dicha actividad no fuera suficiente para aliviar los síntomas de depresión.
Por otro lado, el ejercicio físico ayuda a controlar adecuadamente el aumento de peso que puede asociarse al abandono del hábito de fumar, un problema -el incremento de peso- que puede favorecer en muchos casos que se vuelva a fumar, especialmente en el sexo femenino.
Pero los beneficios del entrenamiento no terminan ahí: es fundamental intentar evitar que la población adolescente se inicie en el tabaquismo. Estudios científicos revelan que los jóvenes más activos físicamente tienen menor probabilidad de iniciarse en dicho hábito nocivo y de convertirse en fumadores.
Desde C+150 te damos unos cuantos consejos para introducir la actividad física en tu rutina diaria: