Más allá de los beneficios saludables contrastados científicamente, la Dieta Mediterránea constituye un estilo de vida que ayuda a equilibrar al individuo con su entorno, tanto en lo que respecta a la alimentación como a su salud y su cultura. Es precisamente por esta particularidad que la dieta mediterránea se ha convertido en un legado que debemos transmitir de generación en generación.
Hace 7 años la Unesco proclamó la declaración de la dieta mediterránea como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. Esto ocurrió el 16 de noviembre de 2010 en la celebración de la quinta reunión del Comité Intergubernamental de la Unesco en la ciudad de Nairobi (Kenia).
La candidatura fue un proyecto transnacional elaborado y presentado conjuntamente por España, Grecia, Italia y Marruecos, y coordinada técnicamente por la Fundación Dieta Mediterránea, para preservar un legado cultural y gastronómico que define e identifica a los territorios mediterráneos desde hace siglos. Hay indicios de que España, al igual que otros países del mediterráneo se está alejando de este modelo de vida pero desde las instituciones de la salud y el personal sanitario se intenta prevenir que se abandone este modo de alimentación tan saludable.
Se dice que somos lo que comemos, pero para ser exactos, habría que decir que vivimos como comemos.
Nuestra forma de vida, nuestro trabajo, nuestras relaciones familiares y sociales condicionan los menús de cada día. La dieta mediterránea no se concibe asociada a términos como el sedentarismo o el sobrepeso.
A raíz de los múltiples estudios realizados, la dieta mediterránea se ha impuesto como patrón dietético en todo el mundo. ¿El motivo? Su tipo de alimentación basada en el aceite de oliva, las frutas y verduras frescas, los cereales en forma de pan o pasta, el pescado azul, el cordero y las aves de corral.
El aceite de oliva virgen extra es, seguramente, el ingrediente que mejor aglutina el concepto mediterráneo y a día de hoy es todo un símbolo que hace referencia a esta forma de alimentarnos. No hay grasa con las ventajas saludables del aceite de oliva virgen. Ayuda a controlar el colesterol, la arteriosclerosis y la presión arterial - lo cual incide en un menor riesgo de enfermedad cardiovascular-; es útil en el tratamiento y prevención de algunos tipos de diabetes y puede ayudar a proteger el organismo ante determinados tipos de cáncer, especialmente el de mama.
Ahora cuando ha sido declarada Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se está convirtiendo en un concepto abstracto. El reto actual, es volver a interiorizar nuestra forma de vida y alimentación, aunque tengamos que volver a aprender a comer de nuevo.
La Dieta Mediterránea es una filosofía de vida basada en una forma de alimentarnos, de cocinar los alimentos, de compartirlos, de disfrutar de nuestro entorno y nuestro paisaje, de vivir y de relacionarnos con el medio, de generar arte y cultura, historia y tradiciones vinculados a nuestros alimentos emblemáticos y a su origen.
Gracias a todos estos atributos la Dieta Mediterránea se encuentra hoy dentro de los 46 nuevos elementos inscritos en la lista representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la UNESCO.
La dieta mediterránea es un pilar básico en la alimentación que nosotros prescribimos en nuestro programa dietético. Consideramos que es la forma de alimentarse más completa y científicamente premiada por sus beneficios en la salud.