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La grasa que genera calor y quema calorías

01-09-2021
La grasa que genera calor y quema calorías

La grasa parda, grasa marrón o tejido adiposo marrón (y la recién descubierta grasa beige o brillante), es un tipo de grasa muy especial, cuya misión principal es producir calor, lo que consigue a través de sus numerosas mitocondrias. Este tipo de grasa puede generar energía tomando directamente grasa (blanca) y glucosa para producir calor, de ahí que también se le conozca coloquialmente como ‘grasa quema-grasa‘.

Cuando nacemos, tenemos una cantidad importante de grasa parda. Es lógico, ya que los bebés son incapaces de tiritar o moverse para escapar del frío, y la naturaleza los dotó de este mecanismo para mantener la temperatura. Durante mucho tiempo se pensó que los adultos perdían completamente la grasa parda hasta que diferentes investigaciones han demostrado que no es así y que hombres y mujeres conservamos cierta cantidad de este tipo de grasa (las mujeres más), concentrada en el cuello, espalda alta, y pecho. Estas grasas nos ayudan a mantener la temperatura corporal frente al frío y están relacionadas con el peso.

 

La cantidad de grasa marrón que tiene un individuo juega un papel relevante en su tasa metabólica basal, y por lo tanto, en la cantidad de calorías que utiliza el cuerpo en reposo. Algunas estimaciones apuntan a que sólo 50 gramos de grasa parda puede representar hasta el 20% del gasto energético de un adulto.

 

Un estudio de la Escuela de Medicina de Harvard (EE UU) publicado en la revista PNAS reveló que cuando la temperatura desciende, algunas células encargadas de almacenar la grasa liberan parte de su energía en forma de calor por orden del cerebro, que libera norepinefrina. Pero además los adipocitos tienen un mecanismo directo para quemar calorías si el entorno se enfría. En experimentos con células de grasa blanca y parda en el laboratorio, Bruce M. Spiegelman y sus colegas comprobaron que al mantener la temperatura entre 27ºC y 33ºC estas células duplican los niveles una proteína llamada UCP1 que les empuja a desprender calor y energía (proceso de termogénesis), quemando sus reservas. Dicho de otro modo, las células grasas detectan por sí solas el frío y reaccionan ante él quemando grasas sin necesidad de que el cerebro u otro órgano les den ninguna orden.

 

Parece ser que exposiciones controladas al frío no sólo activan esta grasa marrón, pues se cree que también contribuyen a desarrollar más.  Esto es importante puesto que la grasa parda permite disipar buena parte de las calorías excedentes en forma de calor, evitando que se acumulen como grasa normal. 

 

Varios estudios demuestran mayor pérdida de grasa cuando realizan de forma frecuente actividades en las que nuestro cuerpo tiene que adaptarse al frio puesto que se genera una mayor activación de la grasa parda. Entre otras, realizar un paseo de 20-30 minutos con ropa ligera, entrenar al aire libre en invierno, bajar de vez en cuando la calefacción y nadar en el mar, en un lago o en una piscina en la que el agua no supere los 20-24 grados son las actividades que pueden generar mayor activación de la grasa parda.

 

Estos hallazgos que podrían dar lugar a nuevos tratamientos contra la obesidad y otras enfermedades metabólicas, también tienen relación con quienes sostienen que salir de nuestra zona de confort y someter a nuestro cuerpo a adversidades físicas de manera frecuente reporta beneficios más allá de lo físico. Según estas opiniones, el salir de nuestra zona de confort nos puede llevar a conocernos mejor a nosotros mismos y progresar.

 

Fuente: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2859951/

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