A día de hoy todo ha cambiado. La sociedad en la que vivimos, el entorno, las personas y sobretodo sus hábitos de vida. Sin embargo los genes del ser humano no han cambiado desde el pasado y siguen funcionando del mismo modo que lo hacían cuando nuestros antepasados precisaban de la actividad física para cazar, recolectar, en definitiva para sobrevivir. Con la evolución el hombre ha pasado de ser cazador recolector a consumidor sedentario.
La mala noticia es que el sedentarismo y la baja actividad física son unos de los principales detonantes del desarrollo de enfermedades no transmisibles, y a su vez estas la primera causa de muertes al año en los países desarrollados por encima del tabaquismo o el cáncer. En términos de salud, la composición corporal es uno de los mejores indicadores junto con la calidad, cantidad y proporción de masa muscular, por encima de otros criterios tradicionales de medición de la salud como son el peso o la cantidad de grasa corporal.
Los estudios han demostrado que los sujetos con enfermedades cardiovasculares que tenían menos masa muscular tienen más riesgo de muerte, independientemente del porcentaje de grasa que tengan. Una muestra de la importancia que el músculo tiene en la salud. Todos tenemos en mente personas cercanas con una buena proporción de masa muscular, que desde pequeños han destacado por esa composición muscular y, que si no se han desviado demasiado de los cánones de salud, serán los individuos con mayor calidad de vida y con mayor longevidad en su vida adulta.
Otro de los términos que más nos obsesiona ahora mismo es el exceso de peso, donde de nuevo la sociedad caemos en tópicos como asociar la obesidad y el sobrepeso únicamente a la cantidad de grasa. Esta idea es importante resaltar para que tengamos en cuenta que no es tan importante el exceso de grasa como la falta de masa muscular y, aunque suele ir muy unido, debemos incidir especialmente en el aumento de músculo antes que en la reducción de tejido graso. La obesidad es una patología multifactorial que debe considerarse de forma individualizada. Además de tomar la cantidad y calidad de la masa muscular como indicador crucial de la salud del individuo.
Y es que las funciones del músculo no son sólo el movimiento y las contracciones. El tejido muscular también es el responsable de la metabolización de nutrientes, almacenamiento de glucógeno y aminoácidos, producción de hormonas, termorregulación corporal y sobretodo es importante saber que es uno de los mayores órganos endocrinos que tenemos en nuestro organismo.
Es por ello que el entrenamiento de fuerza tiene que ser un pilar central de la planificación de las rutinas de entrenamiento orientadas a la mejora de la salud. La resistencia no es mala pero resulta insuficiente. Lo ideal es realizar un entrenamiento concurrente que combine la fuerza y la resistencia. En la fuerza, como en cualquier otra disciplina hay que aplicar la intensidad con criterios individualizados y no guiarse por estándares que pueden llegar a poner en peligro nuestra salud. El entrenamiento de fuerza se había utilizado e interpretado por la sociedad en los últimos años como algo con fines meramente estéticos. Sin embargo los estudios revelan que donde más beneficios puede proporcionarnos es en la mejora de la salud.
Es importante empezar a hablar de fuerza en otros términos e incorporar como una herramienta de salud imprescindible para sustentar la calidad de vida de las personas.
En nuestras plataformas damos gran importancia a esta parte del entrenamiento y ofrecemos una amplia variedad de ejercicios con diferentes niveles de exigencia e intensidad. Así podrás confeccionar tu rutina en base a tus necesidades personales y variar los ejercicios para que sea más amena y divertida.