Así lo revela un estudio de Organización Mundial del Trabajo, que asegura que llevar una mala alimentación disminuye la capacidad de concentración y memoria, reduciendo la productividad hasta en un 20%, y aumentando el riesgo de padecer accidentes laborales.
El mismo estudio asegura, que por el contrario, quienes siguen una dieta equilibrada suelen estar más sanos y se mantienen más alerta y concentrados.Si deseas comenzar una dieta adaptada a tu necesidades nutricionales y al objetivo que quieres conseguir, en nuestros programas pueden ayudarte. Además vamos a darte cinco pautas que puedes aplicar en tu día a día cuando estés en la oficina, y que combinadas con una alimentación equilibrada te ayudarán a obtener mejor salud, y un óptimo rendimiento laboral.
Empezar el día con un desayuno completo que te ayude a enfrentarte a toda tu jornada es importante. Tu cuerpo y tu mente necesitan energía para rendir a los largo del día. Incluir en tu desayuno algo de fruta como un plátano o una naranja, carbohidratos, como una tostada con aceite o con tomate; y algún lácteo o sustitutivo del calcio, como la soja, es lo ideal.
Tienes que beber al menos dos litros de agua al día, así que no olvides llévate tu botella de agua contigo cuando vayas a trabajar. Aunque una buena opción es empezar a hidratarse de camino al trabajo. Lo óptimo es consumir unos 500ml de líquido antes de empezar la actividad laboral, y una vez en el puesto de trabajo te recomendamos que no pases más de dos horas sin hidratarte.
Durante la jornada es bueno tomar pequeñas comidas que te ayuden a reponer fuerzas, vitaminas y nutrientes. Procura que estos refrigerios sean equilibrados en carbohidratos, proteínas y grasas saludables acordes a tu gasto diario. Algo de queso fresco, jamón de york pavo o una pieza de fruta son algunas opciones muy recomendables, y además bajas en grasas.
Come tranquilo en tu pausa para el almuerzo. Tienes que dedicar al menos 30 minutos para masticar correctamente y hacer una buena digestión. Las digestiones pesadas, además de producir somnolencia, disminuyen el nivel de concentración.
El café y otras bebidas estimulantes son un peligro si las tomas en exceso. Pueden provocarte algunos efectos secundarios como nerviosismo, insomnio, acidez, zumbidos en los oídos, temblores, o estreñimiento entre otras molestias.