Con el paso del tiempo, eliminar esos kilos de más puede suponer un verdadero quebradero de cabeza a muchas personas. Esta ralentización del metabolismo suele asociarse al envejecimiento, pero este es sólo uno de los factores que pueden estar provocando esta dificultad añadida en tu camino hacia la pérdida de peso.
Nuestro organismo necesita esta fuente de energía para su buen funcionamiento. Los hidratos de carbono son una de las mejores formas para obtenerlo, sobre todo si es en su versión integral ya que su absorción es más lenta. Aun así debes controlar las cantidades para que no se disparen los niveles de insulina. A la hora de empezar una dieta debes tener en cuenta los niveles de insulina en sangre para evitar males como la hipoglucemia. La insulina es una hormona que regula la absorción del azúcar en sangre. También es la causante de la reducción de la lipólisis, proceso que tiene lugar durante la digestión mediante el que el cuerpo descompone los lípidos alimentarios en ácidos grasos.
La serotonina es una sustancia fuertemente ligada a los impulsos del ser humano. Son muchos los estudios que la relacionan con el bienestar, ya que ayuda a regular el apetito, el deseo sexual o la temperatura corporal, entre otras funciones.
Un déficit de esta sustancia puede ocasionarnos ansiedad, lo que en numerosas ocasiones se refleja en una mayor ingesta y por lo tanto dificulta enormemente la consecución de una dieta. Para evitar caer en una carencia de esta sustancia podemos recurrir a fuentes naturales de triptófano como son los alimentos lácteos y los cereales.
Los minerales poseen una función reguladora en nuestro organismo. Estas sustancias están relacionadas directamente con la obtención de energía y se sabe que son las responsables de desencadenar muchas de las relaciones químicas.
Además de todo esto, contribuyen activamente al metabolismo de los macronutrientes que ingerimos. En cuestión de consumo, los estudios revelan que hay un desajuste en cuanto a los diferentes tipos de minerales. Esta tendencia se ve en el consumo de sodio y potasio. La primera de las dos sustancias es altamente consumida a través de la sal común. Sin embargo el potasio, tiene unos niveles de ingesta muy pequeños. El desequilibrio provocado por esta diferencia de consumo se refleja en nuestro cuerpo en forma de retención de líquidos.Es por ello que debemos aumentar el consumo de alimentos ricos en potasio como las acelgas, las espinacas o el plátano…
La fatiga suele achacarse a una falta de hierro, pero en algunas ocasiones esto puede ocasionarse también por un déficit magnesio. Algunos de los alimentos que más magnesio contienen son los cereales integrales, las legumbres, el aguacate o la fruta.
Si nuestro cuerpo ha estado expuesto a un periodo de restricción nutricional es habitual que sufras una ralentización en tu metabolismo. El organismo responde de esta forma ante la posible falta de alimento en un futuro. De ahí la importancia de no hacer cambios drásticos ni reducciones extremas en nuestra nutrición ya que nuestro cuerpo y su buen funcionamiento se pueden ver alterados.
Estos son solo algunos de los frenos que nuestro organismo puede poner a nuestros deseos de perder peso. Cómo habrás podido observar, en gran medida son ocasionados por nosotros mismos al no hacer una dieta que se ajuste a nuestras necesidades nutricionales. Nuestra dieta te ofrece una solución real a esta problemática, poniendo a tu disposición recetas y rutinas alimenticias equilibradas especialmente para ti.